Contradicciones de la vida

Carla Chicango, 10mo

El ser humano es el animal más desarrollado e inteligente sobre la faz de la Tierra; somos el animal más capaz y más pensante, sin embargo, la mayoría de veces pareciera que no, puesto que nosotros mismo complicamos nuestras vidas a base de contradicciones que llegan a hacer nuestras vidas y las de otros más complejas.
Solo hay que pensarlo un poco; estamos entre los animales con más tiempo de vida, y aún así hay mucha gente que no aprecia la vida o no hace algo realmente buena con ella, solo vive “porque sí”.
O también, siendo que embole diferentes lugares del mundo, nuestra propia especie muere de hambre, nosotros desperdiciamos demasiada comida, a veces por una razón tan tonta como un “no me gusta”, siendo que otras personas darían lo que sea por aquello que nosotros rechazamos de forma absurda. Pasa lo mismo, pues en el aspecto de la educación se da exactamente el mismo caso; siendo nosotros tan capaces de tenerlo todo al alcance de nuestras manos, aprenden todo aquello que queramos incluso en el internet, y aún así odiamos la escuela y utilizamos el internet para perder nuestro tiempo, siendo que otra persona le daría una mejor utilización a estos dos recursos.
Y hablando de internet, también nos volvemos locos por la tecnología, la gente se empobrece en su espíritu al entristecer solo porque no tienes “el celular a la moda” o la computadora, o tableta; mientras tantas personas, con algo tan sincero como el amor que suelen compartir, son felices, sin necesidad de cosas materiales, que no harían más que dañar el hermoso espíritu que tienen.
Tantas familias buenas y amorosas, pero cuánto rechazo solo por un capricho, cuantas peleas absurdas e incoherentes con los padres y cuando odio, para luego amarlos cuando finalmente se hambre ido. Son tantas las contradicciones de nuestro mundo, de nuestro bello mundo que nos da vida mientras nosotros le matamos lento, hay tantas cosas malas y tan pocas buenas; nos desarrollamos más, lo tenemos todo, pero al mismo tiempo no tenemos nada, nuestro espíritu y nuestra inteligencia se ha ido, arrastrado por toda aquella tecnología hecha por el mismo ser humano, que poco a poco se pierde a sí mismo en un mundo al que parece ya no pertenecer.