Nina Vasquez
El león y el lobo vivían contentos y felices en una casita
que poseían en las afueras de la ciudad. Eran tan buenos amigos, que por ningún
motivo se hubieran separado para vivir cada uno por su lado, Si era la hora de
jugar, lo hacían juntos; si tenían que estudiar, estudiaban juntos; hasta en la
hora de la comida, el pato y el conejo tomaban su cubierto al mismo tiempo y se
sentaban juntos como buenos camaradas. 2 valientes 1
Cierto día, estando escondidos en el jardín, vieron a dos
ladrones; eran el jaguar y el sapo que traían un gran paquete:
– Escucha – decía el león a su compañero – Nos vamos a cubrir
con el disfraz de caballo que traemos en el paquete. Así podremos entrar a robar
en la casa del león y del lobo, sin que ellos lo sospechen.
– ¡Eh!; ya hemos entrado en el patio. ¡chissssssss! ahora no
hablemos nada, y vamos a trotar como si fuésemos un caballo de verdad, para que
el león y el lobo se lo crean. A ver si
aprendes a trotar como es debido, porque lo estás haciendo a destiempo. Fíjate
en mí: ¡plof, plof, plof! ahora vamos mejor…
El falso caballo entró en la casa, pero el lobo se escondió detrás de la radio, y mientras el león
iba en busca de ayuda, comenzó a poner
en práctica un plan que se le había ocurrido, imitando la voz de la emisora.
– ¡Atención! ¡Atención, todos! … ¡Atención! ¡Llamada de
peligro! Se ha escapado del zoo un furioso tigre que siente especial predilección por la carne
de caballo. Se a2 valientes 2visa a
todos los caballos para que corran a esconderse. Todos los caballos y todos
aquellos que parezcan caballos deben encerrarse bajo llave. ¡Atención!
– ¿Has oído? – preguntó por lo bajo el león – No me gusta nada que me tomen por caballo.
¡Auxilio! ¡Corro a esconderme! He visto entrar en la casa a un tigre enorme; un tigre gigantesco. ¡Ya está en la
sala …!. Voy a esconderme en un agujero, señor caballo, y a usted le deseo
suerte. ¡Menos mal que al tigre le gusta con delirio la carne de caballo. Mientras
él se ocupa de usted, a mí me dará tiempo a esconderme. ¡Usted lo pase bien!
– ¡Amigo lobo! No tengo el menor deseo de seguir pareciendo
un caballo. ¡¡ Eh !! Señor tigre, mire usted bien, no vaya a cometer un
disparate. ¡Qué no somos ningún caballo! Todo lo más, somos dos burros, por
esta ocurrencia de venir a robar dentro de un disfraz tan peligroso. ¡¡Hasta
luego !!.
– No puedes dejarme solo, compadre jaguar. ¿Viste, acaso,
medio caballo en algún lado?. Pies:¿para qué os quiero? ¡Señor tigre : donde quiera
que esté usted, vea que soy un jaguar, y nada más ni menos que un jaguar, y
bastante grande.2 valientes 3
– ¡Y yo, un lince! Soy un lince con sombrero de copa. ¿De
dónde sacan que me parezca a un caballo? ¡Huyamos! ¡Huyamos!.
– No corran tanto, señores ladrones. No hace falta que se
den tanta prisa, porque el tal tigre no existe. Todo ha sido una treta del león
para librarse de los malhechores.
– Mientras tanto – explicó el lobo – , he ido en busca de los guardias, y aquí
estamos todos juntos.
– Esta captura es sensacional – dijeron los guardias –, ¡A
la cárcel con ellos!
El alcalde premió al león y al lobo con un hermoso vaso de
naranjada, y por su gran comportamiento colocó en el pecho de cada uno la
Medalla de Servicios Distinguidos en la caza de Ladrones.
Y se pusieron a bailar muy contentos
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